32.589
El número que nunca toca en la lotería. Llevo jugando a este número desde que falleció mi padre en 2001, es decir, la friolera de 20 años, sin fallar ni un solo sábado ni ningún sorteo. Si sumamos, además, los años que llevaba jugándolo mi padre, mejor no hacer números.
El problema de estar abonado a un número es que si dejas de jugarlo en algún momento puede tocar, lo cual sería para tirarse de los pelos.
El número pertenece a la administración de lotería de Bello en Valencia, pero a mí me lo guardan desde hace ya muchos años en la peluquería de la Plaza de la Concepción, donde Pura generosamente me lo reserva cada semana.
La vez que más cerca estuve de conseguir el Gordo fue cuando cayó el primer premio en el número 32.598. Un baile en las dos últimas cifras me privó de hacerme con el primer premio que entonces hubieran sido 60.000 euros. Desde entonces solo he conseguido algún reintegro y poco más.
Dicen que todos los números son buenos porque todas las bolas están en el bombo, hasta los números más bajos que nadie los quiere, pero con este número existe una especie de maldición.
No juego otro número salvo que me ofrezcan alguno. Normalmente en Navidad que es cuando más jugamos todos suelo comprar más de un décimo. Entonces cojo el que me den. A la hermana de mi cuñado Wences le ofrecieron uno y dijo que no porque el número en cuestión no le gustaba y lo cambió por otro. El desenlace ya se lo pueden imaginar ustedes. Tocó el Gordo en el número que desechó.
Por eso cojo siempre el décimo que me ofrecen. Me da igual el número que sea: par o impar, alto o bajo. Porque todos están en el bombo o no?
Comentarios
Publicar un comentario