Garzón, por qué no te callas?

Alberto Garzón pasará a la historia como el peor ministro de la democracia española. Méritos no le faltan. Su incompetencia manifiesta lo convierte en un personaje que cada vez que abre la boca lo hace para enfrentarse con algún sector económico. Primero fue con el sector turístico que es el principal motor de la economía española. Un sector en palabras de Alberto Garzón, a quien no se le conoce otro trabajo que haber vivido toda su vida de la política, “precario, estacional y con bajo valor añadido”. Una burrada como esta hubiera sido suficiente para largarlo del ministerio, pero Sánchez en lugar de cesarlo como pedía la patronal del sector, lo mantuvo en el cargo. Un ministerio de nueva creación, que no sirve absolutamente para nada y que antes estaba integrado en Sanidad y Bienestar Social, pero que tras el pacto con Unidas Podemos se decidió crearlo, no se sabe muy para qué sino es como agencia de colocación de amiguetes. ¿Qué ha hecho su ministerio, por ejemplo, para reducir la elevada tasa de ludópatas, la más alta de Europa que tiene España entre los jóvenes? En eso debería centrarse su ministerio y no en otras cosas. Como es un hombre locuaz, la siguiente estupidez fue pedirnos que comiéramos menos carne porque según él perjudica a la salud y al planeta. Lógicamente tras estas declaraciones se le echó encima otro sector: nada más y nada menos que el sector ganadero del que viven más de 2 millones de personas en nuestro país. Curioso que en su lujosa boda, el menú incluyera como plato solomillo y no un menú vegano. Ahora a punto de comenzar la campaña de Navidad, el ministerio que dirige ha lanzado una campaña publicitaria, bajo el nombre “Huelga de juguetes” que ha costado 80.000 euros de las arcas públicas para acabar con los estereotipos sexistas en la publicidad. Es decir, para decirnos qué debemos comprar a nuestros hijos. ¿Regalarle una muñeca a una niña o un balón a un niño es sexista? Al final son los niños los que deciden qué juguete quieren y con aquello con lo que quieren jugar. Lo que está haciendo el ministerio con esta campaña es instrumentalizar a los niños. Huelga decir que otro sector importante de nuestra economía, como es el sector juguetero ha contestado a Garzón recordándole que los juguetes son “objetos neutros, sin sexo y sin etiquetas específicas que los designen para niños o para niñas”. Tampoco en esta ocasión Sánchez lo ha cesado.

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