El caso Oltra

¡Qué tiempos aquellos en los que Mónica Oltra por entonces líder de la oposición vestía camisetas con el rostro de Francisco Camps, con el llamativo cartel del viejo oeste: Wanted, only alive. Menos mal que en este sentido fueron algo condescendientes y le perdonaron la vida. Eran tiempos de la superioridad moral de la izquierda y con un PP hasta las cejas de casos de corrupción. Mónica Oltra acaparó las portadas de los medios por sus camisetas reivindicativas, pero no por su labor parlamentaria que nunca ejerció de manera eficiente. El expresidente de la Generalitat Francisco Camps nunca fue condenado, pero eso no fue óbice para que la izquierda nacionalista lo crucificara, tras un juicio político paralelo que le condenó. Lo mismo hicieron con Rita Barberá, que murió abandonada por su propio partido, mientras la izquierda la sometía a continuos escraches. Ahora es la propia Mónica Oltra la que está en el punto de mira mediático y judicial. El juez ha ordenado la imputación de la vicepresidenta de la Generalitat por el caso de los abusos a la menor tutelada, donde su exmarido fue condenado a cinco años de cárcel. Desde Compromís siempre han negado que existiera el Caso Oltra. La siguiente estrategia de la formación nacionalista será culpar a la ultraderecha del proceso judicial. El señor Ribó, que pasará a la historia como el peor alcalde de la democracia, ya lo ha hecho. Si Oltra es finalmente imputada, no le queda más remedio que dimitir. Los estatutos de su partido lo dejan muy claro, pero también su deber moral después de haber pedido la cabeza de dirigentes populares que nunca fueron condenados sino declarados inocentes. Los hechos que condenaron al ex marido de Mónica Oltra son de una repugnancia absoluta. En el caso de la vicepresidenta, el juez trata de dilucidar, si la líder de Compromís ocultó el caso y montó una investigación parajudicial para restar credibilidad al testimonio de la menor objeto de abusos. Unos hechos que deben aclararse en las instancias judiciales. Resulta cuanto menos extraño que, siendo la titular de la conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, no estuviera al corriente de lo que ocurría en su propio departamento. Oltra ya ha anunciado que no piensa dimitir. Es curiosa la doble vara de medir que tiene la izquierda ideológica y mediática, según sean imputados unos dirigentes u otros en función de su color político. Y lo mismo ha pasado con los escraches, jarabe democrático, como los definía el propio Pablo Iglesias, salvo cuando su familia fue objeto de esos mismos escraches que él fomentaba micrófono en mano y arengando a la multitud. Y es que no es lo mismo, desearlo para otros que sufrirlo en tus propias carnes. Si finalmente Mónica Oltra es imputada, la situación del tripartito queda en una situación muy delicada, con unas elecciones autonómicas a poco más de un año y con un PP con un nuevo liderazgo en torno a la figura de Núñez Feijóo que pisa fuerte. Por la condición de aforada de Mónica Oltra, otro privilegio que quería abolir la izquierda, no será juzgada por un tribunal ordinario sino por el Tribunal Supremo. Mientras se dirime por la vía judicial este turbio asunto, dirigentes de Compromís, como el diputado Joan Baldoví siguen aprovechando las redes sociales y la sede parlamentaria para cargar contra Vox y PP, pero ni una sola línea ni una palabra sobre la gestión de Mónica Oltra como responsable de la Conselleria de Igualdad y donde el juez ve indicios “serios, racionales, sólidos y fundados” de la participación de Mónica Oltra en la operación de distracción y ocultación de los abusos sexuales de su marido en la menor tutelada por su departamento. Tampoco sus aliadas políticas: Ada Colau, Mónica García, Yolanda Díaz y Fátima Hamed han abierto la boca sobre este asunto y donde la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau también ha sido imputada por favorecer mediante ayudas públicas a grupos afines. Los grupos feministas, otras veces tan reivindicativos cuando se trata de denunciar la violencia ejercida sobre las mujeres tampoco han abierto la boca en el caso de la menor agredida sexualmente.

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