Damasia
Damasia era una de esas personas que no debería morirse nunca, como ocurre con las personas buenas. Y Damasia era una de ellas.
Hace unos años escribía un artículo en este mismo periódico donde resaltaba sus cualidades humanas.
Sabía de su enfermedad, que ha llevado con enorme valentía. Sus hijas: Inma, María José y Cristina han estado con ella en todo momento.
Hasta hace bien poco todavía iba a vendimiar o a recoger la aceituna, vareando los olivos, como una más de la cuadrilla, junto a sus hijas: Inma, Cristina y María José.
En el viejo Molino de moler harina de cereal, que todavía funciona, donde se apilan cientos de sacos de pienso para animales y palets de abono y semillas, junto a otros productos para el campo, también echa una mano a su hija Inma, que es la encargada de llevar el negocio familiar.
La vida no ha sido un camino de rosas para Damasia, perdió a su hijo Juanjo, con apenas 19 años en un accidente de tráfico y más tarde a su marido en un trágico accidente con el camión, sin embargo, siempre tenía una sonrisa y una palabra amable. Yo le tenía un cariño muy especial porque siempre me trató como a uno más de la familia.
Discreta, valiente, generosa, trabajadora,… y, sobre todo, buena persona, así era Damasia.
Es difícil pensar que una persona así tuviera enemigos. En la misa que se ha celebrado en Fontanars no cabía ni un alfiler. El cura durante la homilía ha resaltado su calidad humana y sus fuertes convicciones religiosas. Las muestras de condolencia no han cesado durante todo el día. Damasia era una persona muy querida en el pueblo. Aunque nacida en la Font de la Figuera, de joven trabajó en el bar de su padre, ayudando a su familia, su vida siempre ha transcurrido en Fontanars dels Alforins, donde vino siendo muy joven.
Damasia fallecía este miércoles día 4 de septiembre a la edad de 86 años, tras una larga enfermedad.
Comentarios
Publicar un comentario