El campo en pie de guerra
A pesar de las protestas de los últimos meses que protagonizó el campo español siguen sin atenderse las demandas de los agricultores españoles que reclaman unos precios justos para el campo. Estos días hemos visto unas imágenes donde agricultores de Granada y Almería se deshacían de la cosecha que transportaban en los camiones. En total 120.000 kilos de productos frescos: pepinos, tomates, calabacines y berenjenas. Una imagen que por desgracia se repite ante el derrumbe de los precios del campo.
Muchos agricultores prefieren tirar la cosecha antes que vender a perdidas.
El agricultor percibe 0,10 céntimos de euro por cada kilo de pepino, mientras que los costes de producción se sitúan en torno a los 0,40 céntimos. Los números no salen y la ruina está asegurada.
El precio que el consumidor paga por un kilo de pepino es de 2 euros, lo que representa un incremento del 1.900% respecto al precio que recibe el agricultor.
La competencia desleal de países como Marruecos, cuyos productos no pasan los mismos controles sanitarios que los productos españoles y una mano de obra mucho más barata en estos países son los principales obstáculos a los que deben enfrentarse los agricultores españoles, que reclaman las mismas condiciones para todos.
La Administración que prometió garantizar por ley no vender por debajo del precio de coste sigue haciendo oídos sordos a las reivindicaciones del campo español.
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