Exceso de jabalíes
Esta noche los perros no han dejado de ladrar. Estaban muy nerviosos. Algo les inquietaba y con razón. Los jabalíes bajan del monte en busca de comida. El otro día vi como habían hociqueado justo debajo de los nogales, buscando nueces y lombrices. Las lombrices junto a los caracoles son su alimento preferido.
Hasta tan cerca de la casa nunca se habían aproximado. Sí que había visto huellas dentro de la viña, pero ya han perdido el miedo a las personas. Ni siquiera el ladrido de los perros les asusta o intimida.
En la carretera de La Font había estos días uno muerto en el arcén. No era muy grande. Un enorme reguero de sangre delataba el lugar del accidente.
Por la noche suelen bajar del monte en busca de comida, poniendo en peligro la seguridad de muchos conductores.
El responsable en caso de accidente, ya no es la sociedad de cazadores o el coto de caza, sino el propio conductor. La ley anterior responsabilizaba al dueño del acotado, previa denuncia ante la Guardia Civil. En zonas de mucho riesgo conviene hacer un seguro especial por los destrozos que pudiera ocasionar al colisionar con el vehículo.
Al no tener depredadores naturales, el jabalí ha proliferado mucho. Aunque se hacen batidas y aguardos es imposible doblegar el número de ejemplares. Son muy listos. Tienen un oído y un olfato privilegiado.
Los jabalíes son un dolor de cabeza para muchos agricultores que ven como destrozan sus campos. El jabalí es capaz de recorrer muchos kilómetros durante la noche en busca de comida. El otro día un periódico local informaba de los daños que los jabalíes habían provocado en un campo de naranjos, concretamente de clementinas. Ya no se contentan con comer los frutos caídos del árbol sino que se encaraman a las ramas más bajas, los muerden y los arrancan, echando a perder casi toda la cosecha.
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