Saltan chispas en el Gobierno
Las desavenencias dentro del Gobierno de coalición son cada vez más evidentes. La fotografía tomada en los pasillos del Congreso de los Diputados, donde se observa a Pablo Iglesias con la ministra de Hacienda María Jesús Montero en una acalorada charla evidencian un distanciamiento en política económica, social, institucional y también en política exterior. Una imagen muy lejana de la unidad que preconizan.
La salida de tono de Iglesias, levantándose abruptamente de su escaño cuando intervenía la ministra de exteriores González Laya sobre Venezuela es otro ejemplo más de la difícil convivencia dentro del ejecutivo de Pedro Sánchez.
Que se acorte o se termine la legislatura va a depender única y exclusivamente del apoyo que tengan de los independentistas, concretamente de EH Bildu y ERC, que han sabido jugar muy bien sus cartas, siempre desde una posición de fuerza, tanto es así que el PNV sigue molesto con el protagonismo que está tomando EH Bildu, que según las encuestas adelantaría por primera vez al PNV en unas hipotéticas elecciones en el País Vasco.
La otra noche escuché atentamente la entrevista que Xabier Fortes, el director de la noche en 24 horas le hizo a Nicolás Sartorius que acaba de publicar un nuevo libro y me di cuenta de la clase política que teníamos entonces, nada que ver con la de ahora. Las palabras de Sartorius que militó en el PCE y que se definió como republicano me llamaron mucho la atención, sobre todo cuando se refirió a la monarquía, afirmando que ese debate no está ni debe estar ahora mismo encima de la mesa porque lo que realmente debe preocupar a la clase política es resolver los problemas de los ciudadanos que son muchos: en políticas de igualdad, integración, etcétera.
La clase política actual no está precisamente en estas cuestiones de resolver los problemas de los ciudadanos sino más bien en lanzar permanentemente diatribas inútiles que no conducen a nada bueno sino a soliviantar a la ciudadanía y a crispar los ánimos de todos.
Políticos de altura como Sartorius, Carrillo, Fraga, Suárez, González, Solé Tura, Herrero de Miñón, … sí entendieron perfectamente cuál era su labor como políticos, trabajando siempre desde el diálogo y el consenso como base del entendimiento y el acuerdo, dejando a un lado las diferencias ideológicas para centrarse en lo importante, como era el tránsito de la dictadura a la democracia. Gracias a aquel trabajo, que algunos llaman peyorativamente régimen del 78, hoy gozamos de una democracia plena y de un sistema de libertades garantista. Los que hay ahora están a años luz de sus predecesores. Y así nos va.
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