Con la libertad de expresión
Señalar a periodistas y a medios de comunicación, en este caso contra el presidente del grupo RBA editor de la revista El Jueves, como ha hecho la formación ultraderechista Vox a través de un tuit por unas viñetas publicadas en el semanario satírico, no solo es un atentado a la libertad de expresión y opinión es también una forma de coacción intolerable en cualquier democracia que se precie.
La libertad de expresión es un derecho consagrado en nuestra Constitución. Nos podrán gustar más o menos sus viñetas, su modo de entender el humor y de plasmarlo en su páginas, pero están en su perfecto derecho de criticar lo que quieran y como quieran. Si alguien considera que se han vulnerado sus derechos existen cauces legales para tomar todas las medidas que se consideren oportunas.
Las viñetas y el humor que se desprende de sus páginas nos podrá parecer zafio, de mal gusto, grosero, obsceno y tantos calificativos como queramos añadir, pero la libertad de expresión les ampara. Y así deber de ser. Si no nos gusta El Jueves basta con no comprarlo. Nadie nos obliga a hacerlo ni tampoco a escuchar una determinada emisora de radio o programa de televisión. Cada uno es libre de elegir lo que quiere ver, leer o escuchar.
Vox que ya censuró la presencia de varios medios de comunicación a sus mítines, como también lo hizo Unidas Podemos, vetando la presencia de periodistas a las ruedas de prensa, nos priva a los ciudadanos de un derecho fundamental, como es el derecho a la información y nos retrotrae cuarenta años atrás en materia de recorte de libertades y de derechos.
Los partidos políticos y sus dirigentes deberían tener mucho cuidado con este tipo de amenazas veladas porque a lo único que conducen es a sembrar un clima muy peligroso. Rebeca Argudo en su muro escribía lo siguiente:
VOX señalando al editor de El Jueves me parece tan vomitivo, despreciable y miserable como cuando lo hace Podemos con periodistas. Ni más ni menos. La libertad de expresión no tiene matices ni debería tener más límite que lo que marque la ley. No se puede defender un poquito, solo para algunos, con reservas o en determinadas ocasiones. O se defiende o no se defiende. O estamos con ella en todos los casos o no lo estamos nunca. No defenderla siempre, la ataque quien la ataque, implica directamente que no la estamos defendiendo porque es una formulación que no admite matices. Y cuando lo que se está expresando es algo con lo que discrepamos, cuando no estamos de acuerdo, cuando no nos hace gracia o nos ofende o nos molesta, es cuando más necesario es defenderla. Porque ahí es donde se demuestra la tolerancia. Tolerar al que está de acuerdo con nosotros es fácil. No seáis moñas: Tolerad al que os enfrente.
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