Cuando crees que se ha terminado todo
Reconozco que soy bastante hipocondríaco y siempre espero lo peor. Todos los años me hago un chequeo médico que consiste en una analítica de sangre y orina y un electro. Normalmente estas pruebas me las hago en el centro de salud de Fontanars dels Alforins. Tengo cita para el próximo miércoles día 29, pero como no me encontraba bien adelanté las pruebas y me las hice en el centro policlínico de Amesa, donde voy todas las semanas a rehabilitación con el fisio por unas molestias en las cervicales ocasionadas por una hernia discal.
Cuando me dieron los resultados de la analítica todos los valores estaban dentro de los parámetros normales: glucosa, ácido úrico, urea, triglicéridos, PSA … todos menos la TSH, que es una prueba que aparece en todas las analíticas y que sirve para saber cómo está funcionando la glándula tiroidea que es la encargada de regular el metabolismo y, en mi caso, este valor salió bajo. A las pocas semanas me volvieron a repetir la prueba y salió de nuevo bajo.
La médica me pidió entonces que me hiciera una ecografía para poder valorarlo mejor.
El lunes fui al radiólogo y me detectaron tres nódulos en el tiroides. Los nódulos como cualquier quiste pueden ser benignos o malignos. Si son benignos, con una medicación es suficiente y no es necesario cirugía, incluso con ultrasonidos pueden llegar a desparecer. Si el nódulo es maligno hay que extirparlo. Para saberlo con seguridad conviene hacer una biopsia, una punción con una aguja muy fina en la base del cuello y extraer parte del tejido, si bien la mayoría de los nódulos, en un porcentaje muy elevado, son benignos. El radiólogo, ya me advirtió, que en mi caso, y por lo que pudo ver en la ecografía que estuviese tranquilo. No obstante, me remitió al médico para que me indicara la pauta a seguir.
Cogí cita para el día siguiente, martes, pero llamé por la tarde para posponerla al viernes. Tenía miedo a saber los resultados. Me había empapado en internet todo lo relacionado con la glándula tiroidea que hasta entonces no sabía ni para que servía ni dónde estaba localizada exactamente.
Soy muy miedoso, así que he pasado noches en vilo a la espera de los resultados. De repente, te das cuenta de que la vida se te puede ir en cualquier momento. Que no somos nada. Que hoy estamos bien y mañana no sabes lo que te va a pasar. Me vinieron a la cabeza un montón de recuerdos y, sobre todo, muchas ganas de llorar y miedo, mucho miedo. A mi padre le detectaron un cáncer de tiroides que luego derivó en una metástasis en los huesos.
El miércoles volví a llamar a la consulta del centro médico para ver si me podían adelantar la visita al jueves. Me dijeron que sí y me dieron hora a las 11.
Antes de salir de casa besé la cruz de plata que me regaló un íntimo amigo de mi infancia por mi primera comunión que tengo en la mesita de noche. Lo hago todas las noches antes de acostarme.
Pasaban diez minutos de las once cuando llegué al centro médico. Al poco tiempo la doctora salió para decirme que entrara. Son muchos los pacientes que llegan a la consulta, así que le recordé el motivo de mi visita, que no era otro que saber los resultados de la ecografía.
Leyó el informe del radiólogo y me dio la alegría de mi vida cuando me dijo que mis nódulos eran benignos al cien por cien y que no hacía falta ninguna medicación ni realizar ninguna biopsia, solo un control rutinario cada seis meses. Lo que puede llegar a cambiarte la vida en un instante.
No pude contener las lágrimas. La doctora se percató y trató de tranquilizarme. Cuando salí mandé enseguida un wasap a mis hermanas para hacerles partícipes de la buena noticia.
Y no se me ocurrió mejor manera de celebrarlo que irme al bar El Tipic y tomarme un buen bocadillo de blanc i negre.
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