Pensando en la nueva campaña
Al igual que el fallero cuando termina la falla ya está pensando en la próxima obra, al agricultor le pasa lo mismo. En el campo no se descansa nunca. Terminada la vendimia ahora toca labrar los campos. La tierra está especial ahora después de las últimas lluvias. Hay que preparar la próxima campaña por muy mal que haya sido esta. Cada año es diferente. No hay dos campañas iguales. El factor climatológico influye de una manera decisiva. Este año ha sido malo en general, tanto en producción como en la proliferación de plagas, sobre todo oídio debido a los constantes cambios de temperatura y humedad. Ha pasado igualmente con otros frutos del campo como el albaricoque, la almendra o la cereza, cuyas producciones se han desplomado.
Cada vez más es más complicado que coincidan todos los factores para que haya una buena cosecha. El agua y el frío a veces juegan una mala pasada a los agricultores.
El viernes cuando me disponía a labrar me di cuenta de que tenía pinchada la rueda trasera del tractor. Llamé a Manolo y llevé el tractor al taller. Tenía pensarlo llevarlo en los próximos días porque le tocaba la revisión. El cambio de filtros y aceite es cada 200 horas.
Esta semana espero tenerlo listo y terminar los campos que me faltan. Ahora los campos están inundados de unas florecillas blancas en forma de cruz que germinan rápidamente después de las primeras lluvias. Por aquí lo llaman “citrons” o rabaniza, aunque el término exacto es diplotaxis erucoides. El citró entra dentro de la categoría de malas hierbas. Dicen los viejos del lugar que cuando el “citró” está en el bancal, el “pebrás” está en el monte. Parece ser que tienen el mismo ciclo. Las personas mayores dicen que desde que llueve las setas tardan cuarenta días y desde que germina el citró hasta que sale la flor también son cuarenta días.
En cuanto la viña pierda la hoja comienza la poda. Un proceso muy delicado que marcará para bien o para mal la próxima campaña. Yo normalmente dejo cuatro brocadas y podo por encima de la segunda yema. Hay quien deja las brocadas más largas para que la cepa le haga más kilos de uva, pero en un terreno de puro secano como este y si la primavera no viene acompañada de agua, la cepa padece.
Por mucho que queramos al campo no se le engaña.
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