Tercera dosis en marcha

Ayer lunes recibí en mi móvil la cita para la vacuna de refuerzo. Será el próximo día 18 de enero en Ontinyent. Esta vez no será en el centro de salud de Fontanars dels Alforins donde he recibido las dos dosis anteriores. Desconozco las razones. En cualquier caso, lo importante es recibir esta tercera dosis. Seguimos en riesgo extremo y con la incidencia disparada por encima de los 2.000 casos por cada 100.000 habitantes. Unos datos absolutamente preocupantes que lejos de remitir van en aumento, aunque algunos expertos señalan que podríamos estar tocando el pico de contagios, tras las fiestas navideñas. Sea como fuere, la vacuna es la única solución para que a pesar del elevado número de contagios, los casos graves remitan. Con más contagios que en la ola anterior, hay menos hospitalizaciones y menos pacientes en las UCI. Aún así, la atención primaria está desbordada. Esta variante conocida como Òmicron es mucho más contagiosa que las anteriores, de ahí que el ritmo de contagios sea mucho mayor que su antecesora Delta. España ha sido un ejemplo de vacunación con más del 90% de la población con la doble pauta administrada y está previsto que a lo largo de 2022 toda la población esté vacunada con la tercera dosis. Un éxito, sin duda, de nuestro sistema de salud público. Es importante que desde los poderes públicos se insista en la necesidad de vacunarse. Afortunadamente en España los grupos antivacunas son residuales, no así en otros países de Europa, donde estos grupos tienen cada vez mayor poder de influencia. El caso Djokovic, ha vuelto a reabrir el debate sobre las consecuencias que determinadas figuras del mundo deportivo o cultural tienen por el hecho de contar con miles de seguidores como es el caso del tenista serbio y la ola de protestas que concitó su retención en Australia. Todos hemos tenido algún ídolo sobre todo en nuestra infancia al que nos ha gustado parecernos, si bien Djocovic no parece que sea el mejor ejemplo.

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