Fin de vendimia

Hoy día 9 de septiembre he entrado a la bodega los últimos remolques de cabernet sauvignon y cabernet franc. La garnacha tintorera la vendimié unas semanas antes. En mi caso ha sido el último día de vendimia, si bien todavía quedan por delante algunas semanas para poner fin a la vendimia con la monastrell como última variedad a recolectar. Muchos esperábamos que con las lluvias de agosto y septiembre la uva engordara, sin embargo, lo que ha hecho es bajar el grado alcohólico. La bajada de las temperaturas también lo ha favorecido. En las variedades que más lo he notado ha sido en la cabernet sauvignon. La uva ha entrado con muy poco grado a la bodega. En ninguno de los tres remolques que he llevado el grado era el óptimo. En el primero me he quedado en 13,31, en el segundo en 12,40 y en el último en 13,12, cuando el grado óptimo para las variedades tintas, a excepción de la garnacha tintorera, es entre 13,41 y 15,50. En el segundo remolque he pedido una segunda medición porque era muy bajo el grado 12,78. El segundo pinchazo ha salido peor, 12,02 En este caso se establece la media (12,40).
Maquina vendimiando en una explotación de viña en Fontanars dels Alforins (Foto: PS) En resumen: poco grado y pocos kilos respecto a la campaña anterior que fue una de las mejores desde que llevo registros. Es evidente que la sequía que hemos padecido, con un verano muy caluroso y con escasas lluvias es la principal causante de esta merma en la producción que por lo que me han contado otros compañeros ha sido generalizada, excepto en las variedades blancas. La merma en las tintas ronda entre el 30% y el 40%, en mi caso, ha sido del 39,85%. La poca lluvia que ha caído ha llegado a destiempo, eso unido a un verano extremadamente caluroso con temperaturas por encima de los 40 grados han protagonizado una campaña bastante aciaga en cuanto a resultados y no parece que los precios vayan a acompañar por la enorme competencia que hay en el mundo del vino y por la caída del consumo que año tras año va decreciendo a favor de otras bebidas como la cerveza. Daba por hecho que iba a tener una cosecha más reducida que la campaña anterior, pero mi extrañeza ha sido por el bajo grado de la uva. Han llovido unos litros en septiembre, bastante menos de lo esperado porque por aquí la DANA, afortunadamente pasó de largo, y eso seguramente ha hecho bajar el grado de la uva, pero, por otra parte, tampoco podías esperarte mucho tiempo a vendimiar porque la uva estaba comenzando a hacerse pansida. Y cuando esto ocurre pierde peso. El agricultor tiene que hacer malabares para entrar la uva a la bodega en buenas condiciones. No solo tiene que tener en cuenta el grado alcohólico, también el PH y la Sanidad, que no deben extralimitarse de unos valores predeterminados. Este año la uva ha entrado con una calidad excelente debido a que no han atacado las plagas. Por si eso fuera poco tiene que contratar la máquina, que no siempre puede venir cuando uno quiere y cuando amenaza lluvia todos nos ponemos muy nerviosos, además, ha de apuntarse en la bodega con dos días de antelación para evitar que se colapse la bodega. Por eso se lleva un orden de entrada de la uva. Si no existiera ese control sería un caos. Son medidas que ayudan a una buena organización en bodega. La cabernet franc que el año pasado me salvó la campaña con cerca de 10.000 kilos por hectárea, en apenas 2,5 hectáreas vendimié 22.450 kilos, este año no había nada de uva. El propio maquinista ha sido el que me ha aconsejado no vendimiarlo al no haber uva. Solo he podido vendimiar el majuelo, que me ha sorprendido gratamente porque aun siendo muy pocos los kilos al ser una planta joven ha entrado con un grado óptimo (13,60), obteniendo la máxima puntuación de 22 puntos. Seguramente el año pasado cargó mucho y este año tocaba descansar. Como los agricultores somos optimistas por naturaleza, no nos queda otra, esperemos que el año que viene sea mejor.

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