Una legislatura previsiblemente corta
El ya presidente del Gobierno Pedro Sánchez tiene por delante una legislatura muy complicada. A Junts no le convenció el discurso de investidura cuando habló del perdón. Los antiguos convergentes no quieren oír hablar de perdón porque ellos y la ley de amnistía les da la razón ahora, no han cometido ningún delito y, por tanto, no hay nada que perdonar, en todo caso habría que pedirles perdón a ellos porque los equivocados fueron los jueces y el estado de Derecho.
Tampoco los diputados de ERC quedaron satisfechos con el discurso del candidato socialista porque no hubo referencias al referéndum de independencia. Otro socio, Podemos quiere formar un grupo independiente fuera de Sumar después de que ni Irene Montero ni Ione Belarra vayan a repetir como ministras. Más listo ha sido Alberto Garzón que ha dimitido de IU, después de hundirla, y ha decidido apartarse de la primera línea de la política antes de que lo echen. Si ha habido dos ministerios que no han servido absolutamente para nada, salvo para dilapidar el dinero público estos han sido el de Consumo del ministro Garzón y el de Universidades con Manuel Castells al frente.
Después de la ley de amnistía, tanto el PNV como EH Bildu quieren poner en marcha la agenda nacionalista vasca que pasa por pactar con el Estado un referéndum de independencia. Esto es lo que defiende el ala menos radical del independentismo vasco, como es el PNV. Falta por saber lo que ha pactado Sánchez con los antiguos batasunos para que le dieran el sí quiero a la investidura.
A priori promete ser una legislatura corta. Sánchez va a tener que pactar cada una de las leyes que quiera aprobar, incluido los PGE, con los independentistas y con una oposición que no le va a pasar ni una.
El tema territorial va a marcar toda la legislatura con el referéndum de independencia como comodín a todas las negociaciones entre el Gobierno y el resto de socios.
Comentarios
Publicar un comentario