Un año para olvidar

Terminamos el año, sin lluvias. Una mala noticia para el campo. Llevamos tres meses consecutivos sin que caiga una gota de agua. La viña ya ha perdido toda la hoja, sin embargo, los almendros, cuya poda tenía que haber comenzado, aún conservan la hoja y no sería extraño, si continúa este tiempo casi primaveral, verlos floreciendo en enero o febrero, con el consiguiente riesgo de heladas. Termina un año muy complicado, donde solo los precios de la aceituna se salvan de la hecatombe generalizada y han podido dar alguna alegría a los agricultores. Por lo que respecta a los precios de la almendra continúan en mínimos históricos. Algunas variedades registran caídas entre el 20% y el 35%, pese a haber habido una cosecha muy reducida en toda España cercana al 40%, como es el caso de Castilla La Mancha. Los mayores descensos se están produciendo en las variedades más caras, como la marcona o la ecológica que está cotizando a 5,05 cuando hace un año llegó a pagarse a 7,65 euros el kilo, lo que supone una bajada del 34%. La uva tampoco pasa por su mejor momento. El consumo no dispara. Muchas bodegas y mucha competencia, donde repartirse la tarta es cada vez más complicado porque todos quieren su parte del pastel y no hay para todos. Organizaciones agrarias como Asaja han denunciado que esta campaña se están pagando precios inferiores a los percibidos hace más de 25 años. Esto ocurre en un contexto de baja producción por la sequía y la ola de calor y con los costes de producción disparados. Estos días anunciaba el ministro Luis Planas que se van a retirar las ayudas al gasóleo agrícola que había mantenido el Gobierno por la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania.
Campo de viña en Fontanars dels Alforins (Foto: PS) Yo mismo que tenía solicitada la ayuda a la reestructuración de una parcela de viña de casi 8 hectáreas donde antes tenía plantado syrah y que me he visto obligado a arrancar porque las plantas se secaban, he solicitado a Conselleria un aplazamiento de la plantación. Realizar una inversión de este tipo, aunque esté subvencionada hasta el 50%, es muy arriesgado ante la incertidumbre del mercado y los bajos precios. Las ayudas tardan en llegar, muchos aún no hemos cobrado la PAC, y el agricultor tiene que hacer frente a todo el desembolso inicial, sin conocer la rentabilidad de esa inversión. Y luego, otro factor muy importante es el agua. Vamos hacia periodos de sequía cada vez más largos. Después de una plantación es necesaria el agua, máxime en terrenos de secano. Si la planta no se riega de manera natural, hay que hacerlo con cubas, lo cual incrementa los costes. La viña lleva mucho gasto de mano de obra. Ya no solo es la plantación, son los años siguientes de formación que no están considerados en las ayudas, como tampoco lo está, como corresponde, la falta de producción. Hay que pensar que hasta pasados 3 ó 4 años, no va a haber producción, solo gastos. Por otro lado, las ayudas no han tenido en cuenta el incremento que han experimentado los materiales derivados del acero como son los postes o el alambre. Hoy plantar una hectárea de viña cuesta entre 8.000 y 10. 000 euros, cuando hace solo unos años rondaba los 6.000 euros.

Comentarios

Entradas populares