Las lluvias llegan tarde para salvar la cosecha de los cultivos de secano
Las últimas lluvias han sentado muy bien al campo,pero han llegado algo tarde, sobre todo para el cereal, un cultivo con presencia en las comarcas de la Costera y la Vall d'Albaida ya se da por perdido. Las circunstancias climaticas adversas, junto a los bajos precios, hacen que cada vez se siembra menos. Para la viña es un mal año.
La planta estaba parada debido al estrés hídrico y después de las lluvias de estos días se han recuperado un poco, pero a la uva le va a costar engordar. Es muy probable que se produzca una merma en la cosecha respecto a la campaña del año pasado que también fue corta, aunque aún es pronto para hacer previsiones.
Campo de garnacha tintorera en Fontanars dels Alforins (Foto.PS)
En los terrenos hondos, la planta está fuerte, sana y con vigor, pero en los terrenos más fuertes va algo más retrasada. El cuajado no ha sido igual. La planta no ha sacado hojas nuevas después de las lluvias, con lo cual, la exposición de los racimos al sol y a las inclemencias meteorológicas es mayor, con el consiguiente riesgo que ello comporta.
La planta no ha absorbido toda el agua. Las hojas son el principal órgano donde se realiza la fotosíntesis, aunque también se puede realizar en los granos de uva verdes antes del envero.
El territorio arrastra ya varios años de una sequía importante que ha impactado notablemente en la evolución de los diversos cultivos, sobre todo de secano. Uno de los más afectados ha sido el olivo. Aunque el olivo aguanta bien las altas temperaturas, siempre que esté bien hidratado, el excesivo calor en pleno proceso de floración ha quemado la flor y ha dado al traste con la cosecha, después de un año de gran producción en el que la aceituna se ha pagado muy bien en las almazaras y ha disparado el precio del aceite.
La única nota positiva, de momento, es que en el comienzo del verano han bajado ligeramente las temperaturas, tras una primavera muy seca y calurosa.
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