Bendita lluvia
La lluvia que cayó ayer a mediodía en Fontanars dels Alforins que, según zonas, varía de los 15 a los 25 litros por metro cuadrado ha sentado muy bien al campo. Afortunadamente, la tormenta no ha venido acompañada de granizo, como sí lo ha hecho en otras zonas del interior de la Comunidad Valenciana. Los cultivos más afectados han sido: almendros, olivos, cítricos y caquis. Con la almendra apunto de recoger; el granizo y los fuertes vientos en algunas zonas de Castellón han tirado al suelo el 70% de la cosecha de almendra.
Hubiera sido mejor que esta lluvia hubiera caído hace dos o tres semanas antes de la maduración porque ahora es difícil que la uva asimile el agua, engordando el fruto, pero, sin duda, dará un respiro a las cepas que estaban con un estrés hídrico importante, como consecuencia de la sequía.
Imagen tomada en un viñedo de Fontanars dels Alforins antes de la tormenta (Foto: PS)
La vendimia que venía un poco adelantada va a sufrir ahora un pequeño parón porque habrá bajado el grado alcohólico de la uva al mojarse los racimos. Uno de los parámetros para entrar la uva a la bodega junto a la sanidad y el PH es el grado alcohólico que, en el caso, de las variedades tintas debe situarse entre 13,41 y 15,50. En las blancas, baja casi un grado porque se busca un vino con menor graduación alcohólica. En el vino blanco se busca frescura. La fermentación es casi igual, solo que en el blanco se hace sin hollejo. En el vino tinto como se fermenta con piel para extraer color se busca que las pieles estén más maduras y eso se consigue con más grado.
Las variedades tintas aún no han empezado a recolectarse, sí lo han hecho las blancas. Las primeras en entrar en la bodega han sido la Chardonnay, la viognier o la sauvignon blanc. Macabeo, malvasía, verdill… irán a continuación. Aun así se espera una merma importante en la producción respecto a la campaña pasada, que ya fue corta en kilos.
La contrapartida será una uva de muy buena calidad por la falta de plagas, como el oídio o el mildiu. Las altas temperaturas son el mejor remedio y el más barato para el control de estas enfermedades que se desarrollan mejor en condiciones de humedad y de cambios de temperatura.
Es de prever que llueva en los próximos meses, si bien el año pasado solo cayeron 43 litros en el mes de septiembre, tras un invierno extremadamente seco.
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