Yolanda Díaz hasta en la sopa

Informativos, medios de comunicación, tertulianos; Yolanda Díaz está en boca de todos. Su nueva plataforma: Sumar ha tenido un apoyo mediático que no han tenido otras formaciones políticas. A la ministra de Trabajo, aunque no se presente en estas elecciones autonómicas y municipales, hay que reconocerle algo que no tienen otros líderes políticos, y es su capacidad para alcanzar consensos, como demostró en la reforma laboral, poniendo de acuerdo a sindicatos y patronal. Sin embargo, el hecho de prestarse a tanta exposición mediática llega a ser cansina. Desayuno, como y ceno con Yolanda cada día. Y eso me provoca cierta indigestión. No recuerdo otro candidato o candidata que haya concitado tanto acaparamiento mediático. De sus propuestas se habla poco, pero su imagen en multitud de actos de campaña acapara cientos de portadas. Pero detrás de esa imagen de buen rollito de happy flowers que quiere transmitir se esconde una ideología política que no olvida sus raíces comunistas. Su relación con Unidas Podemos está prácticamente rota y es difícil que haya un acercamiento a nivel político que haga pensar en una candidatura única o conjunta dentro de la izquierda. Ideológicamente es posible que estén muy cerca y sea lo mismo votar a Unidas Podemos que a Sumar, pero las diferencias personales son más difíciles de canalizar. Y aquí está claro que pesan más los problemas personales que los ideológicos. Electoralmente, la división de la izquierda les va a pasar factura, como ya ocurrió en las elecciones andaluzas y donde previsiblemente ocurrirá en las próximas elecciones generales. Los datos son conocidos por todos. Si acuden por separado, el bloque de la izquierda perdería entre 14 y 17 diputados, según todas las encuestas de intención de voto. Por el contrario, si se presentan de manera conjunta, obtendrían 55 escaños. Si yo fuera Núñez Feijóo estaría frotándome las manos porque el gran beneficiado de esta división en la izquierda, que yo más bien calificaría de fractura, es el PP.